martes, 26 de julio de 2011

Introducción. -La noticia-

Todo sucedió hace 15 años, cuando todavía no me había mudado a España.
Nos  encontrábamos almorzando en el patio trasero de mi casa con nuestros vecinos los Finn. El hijo mayor de la familia, Sam, se encuentra de momentos estudiando para los exámenes de ingreso a la universidad, por lo tanto sólo están sus padres y su hermano menor, Tucker, que tiene mi edad.
-         Jenny, tráenos la ensalada que está en la cocina.
-         Si, mamá…- me encamino a la cocina y Tucker me acompaña.
-         Jen, te ves muy mal, estás toda colorada.-me coloca su mano en mi frente.- Estás hirviendo, déjame, yo llevaré la ensalada.
Tuck es lo más cercano a un hermano que tengo. Lo conozco de toda la vida. Él es una pulgada más alto que yo, tiene el cabello castaño claro, casi rubio, ondeado. Sus ojos son marrones claros y resaltan con la luz del Sol.
Me quedé con la boca abierta. Es verdad que Tucker es como mi hermano, pero siempre vivimos molestándonos, como si fuera una relación amor-odio, pero siempre en chiste. Era la primera vez desde hace mucho, en la que me habla con delicadeza. 
-         ¿Qué? – dice al ver mi expresión.
-         Nada, sólo que es raro que me hables así.- admito poniéndome toda colorada por la tensión.
-         Deberías acostarte un rato.
-         No, mamá dice que quiere decir algo importante, un anuncio o algo por el estilo.
Cuando volvemos, nos sentamos y mamá empieza a hablar.
-         Los hemos invitado aquí… - dice mamá mirando a los Finn – porque queremos decirles algo importante, en dos semanas ¡nos mudamos a España!
Los padres de Tuck se miran sin saber que decir, desde siempre fuimos vecinos y vivíamos como una familia. Los ojos de Tucker estaban a punto de salírseles de la cara, aunque yo no debía estar muy diferente.
-         Tú… ¿sabías algo de esto?- dice asombrado y con una pisca de tristeza en la cara.
-         Yo… yo no…- empiezo a decir entre jadeos, pero la fiebre no me deja terminar la oración, de golpe me desplomo y no me golpee gracias a que Tucker me atajó.



Cuando me desperté, me encontraba tendida en mi cama, no había nadie en mi pieza salvo mi madre que me alcanzaba una pastilla.
-         Si nos quedamos aquí, la tomaré.- le espeto.
-         Jen, eso no es posible, ya hemos alquilado una casa y a tu padre le ofrecieron un mejor empleo.
-         Entonces me quedaré a vivir con Tuck, a ellos no les importará, y tengo suficiente dinero ahorrado como para poder alimentarme por 3 meses.
-         No es que a ellos les importe o no, no puedes quedarte aquí, ya te hemos sacado de tu escuela y llenamos los papeles para tu nueva escuela en España.
-         Yo no quiero una nueva escula, quiero la mía, quiero quedarme aquí.
-         Jovencita, más te vale que te tomes tu pastilla y te acuestes, si sigues así te subirá la fiebre.
La ignoro y me doy vuelta en mi cama, me quedo mirando la ventana y pensando que no tendré esa vista desde mi futura casa en España.
-         La dejaré aquí por si cambias de opinión.
Al cabo de unos segundos mamá se va y me deja sola. Pasa el rato y me siento cada vez peor, así que cuando estoy por agarrar mi pastilla escucho pasos por la escalera.
-         “Es mamá” – pienso. Entonces suelto la pastilla para que no crea que me rendí y finjo estar dormida.
Escucho como se abre la puerta, es Tuck, estoy por abrir los ojos pero espero, quiero saber que hace aquí.
-         Jen, ¿estás despierta?- al ver que no hay respuesta, comienza a hablarme.- Es increíble que después de 15 años juntos nos separen en tan solo 2 semanas, todo va a ser muy aburrido sin ti por aquí…- le tiembla la voz, escucho su respiración agitada y siento algunas lágrimas que caen en mi brazo, me dan ganas de levantarme y darle un abrazo y así consolarlo, me siento igual de mal.
De repente siento que se agacha al lado de mi cama, siento su respiración cada vez más cerca.
-         Yo… te quiero.- me susurra al oído, casi inaudible pero entendible. Me quedo perpleja, no esperaba eso y mi cuerpo se tensa. Entonces siento que se sienta en mi cama y que acerca cada vez más su rostro, luego nuestros labios se rosan, tal vez solo un segundo, pero fue el segundo más largo de toda mi vida, nunca esperé esa reacción de Tucker, mi Tuck, el que conozco desde que tengo memoria. Mi cuerpo se pone rígido pero me parece que él no lo nota. Luego se levanta suavemente y se retira sin hacer ruido.
Me levanto precipitadamente, la cabeza me da vueltas, debo tener 50° de fiebre. Agarro la pastilla y la trago con una bocanada de agua. No sabría como volver a darle la cara a Tuck.

1 comentario:

  1. Me encantoo ^^ esta barbaroo!! sos muy buenaa! =D quiero saber como siguee!!

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